Soluciones constructivas empleadas en Madinat Ilbira(49).
Preparación del terreno
El primer paso previo a la edificación es el acondicionamiento del terreno. Tras trazar la planta se procedería a una somera excavación del terreno intentando obtener una superficie suficientemente plana para la actividad que se desarrollará en el edificio. En zonas de pendiente con tal fin se puede recurrir a recortar la roca, empleando los materiales extraídos para rellenar una superficie aterrazada(50). En la alcazaba en la zona de mayor pendiente, donde se ubica el sondeo 3100, no parece que se haya acudido a este método. Aquí, se han aprovechado los escalones naturales formados por la roca como base de los muros orientales, mientras que hacia el piedemonte se ha construido un relleno de nivelación (UEC-012 en el CE-1 y UEC 035 en el CE-2) a base de piedras muy irregulares, tanto en forma como en tamaño, que traban con los muros perimetrales del edificio ( en el CE-1, las E/s 2, 3 y 4; en el CE-2 las E/s 9, 12 y 16) formando un único cuerpo. Esta solución debe ser considerada como una imposición del medio, ya que el terreno aquí forma una pendiente superior al 50 %. La solución adoptada en los sondeos 4100 y 4200 es un relleno de piedras medianas y pequeñas que se apoyan en los muros perimetrales, En la parte llana los rellenos están compuestos fundamentalmente por tierra y también se apoyan en los muros perimetrales.
Bazzana hizo notar que las construcciones privadas andalusíes apenas cuentan con cimientos(51), basándose en los casos de Siyasa (Murcia) y del Castillejo de los Guajares (Granada) donde efectivamente las estructuras se apoyan directamente sobre la roca. Éste es un aspecto también observado por Blanco de Izaga en el Rif(52). Esta afirmación es correcta para las viviendas descubiertas en la Alcazaba y en la zona norte de la llanura. En el primer sitio no se ve que se haya realizado ni siquiera una fosa mínima para la construcción del muro. Al contrario, para la construcción de la muralla, incluso se ha vertido un relleno de tierra para asegurar su asiento. Estos depósitos se documentaron en la zona 1000 en la excavación 2001 y en el área 4000 en la campaña de 2005, realizado con la propia tierra proveniente de la degradación de la roca sobre la que se apoya en parte la estructura. Más abajo en el sondeo 6100, llega a formarse una auténtica plataforma de mortero, muy compacta sobre la que después se construyo la fortificación.
En la zona llana se ha podido comprobar como la cimentación de los muros descubiertos en el sondeo 1100 era similar a la del tramo de muralla del sondeo 4200. Realizada con una tierra de color rojo con inclusiones de grava. En el sondeo 5100 el muro perimetral se apoyaba sobre una estructura enterrada formada por mampuestos dispuestos de forma muy irregular, de dimensiones mayores que el muro, pero en cualquier caso con muy poca potencia.
Si nos trasladamos a las estructuras excavadas más abajo podemos apreciar que los cimientos se introducen hasta 1 m por debajo del nivel de suelo, como hemos comprobado en el sondeo 1300. La calidad del muro y la del cimiento así como su anchura son las mismas, sin apreciarse más diferencia que el hecho de que éste está enterrado(53). La explicación podría ser que se busca asentar los muros, sino en la roca al menos en una capa de tierra compacta. Ésta aflora en superficie en el Cerro de «El Sombrerete» y no se haya muy profunda en el pago de los Tejoletes, mientras que en el secano de la Mezquita se encontraría a una profundidad considerable. Sin embargo, esta explicación no es valida para el muro descubierto en el sondeo 1400. Aunque se ha excavado muy parcialmente, el derrumbe de tejas que se le apoya indica que sería un muro portante pero está construido sobre una serie de rellenos, no sobre un estrato compacto. Esto puede deberse a que tal vez no sea un muro perimetral del conjunto sino un muro divisorio, se ha podido documentar en una cata realizada en el sondeo 1300 como se apoyan sobre el relleno de nivelación.
Muros
Los muros que se han construido en Medina Elvira combinan dos técnicas fundamentalmente, la mampostería para la ejecución de un zócalo de cimentación sobre el que se realizaría el alzado, fundamentalmente construido en tapial. No obstante, hay algunas variantes y algunos ejemplos diferentes
Mampostería
La mampostería forma la base de la mayoría de los muros del yacimiento, por lo menos los descubiertos por el momento.
Por lo general la mampuestos son medianos y pequeños, salvo en el tramo de muralla excavada en el área 6000 (E-1), donde se utilizaron piedras de gran tamaño. Aclaremos en este punto a que nos referimos cuando hablamos de mampuestos pequeños, medianos y grandes. Asumimos que cualquier diferenciación que realicemos será subjetiva ya que este material, tan irregular tanto en forma como en tamaño, no se puede someter a estandarización. Hemos basado la división en las dificultades que el material ocasiona en su puesta en obra y su función en la misma. Así los mampuestos grandes son aquellos que tienen un gran volumen, que requieren la colaboración de más de un operario para su puesta en obra. El mampuesto de menores dimensiones que incluimos en este grupo es uno de 1,25 m de longitud, por 0,80 m de ancho y 0,30 m de altura. A continuación los mampuestos medianos serían aquellos, que con mayor o menor esfuerzo podrían ser colocados en la obra por un sólo hombre, que es, por otro lado, el material predominante en las estructuras documentadas. Tendrían un volumen superior 1 dm3 (lo que supone por ejemplo un cubo de 10 cm de lado). Por debajo de las dimensiones indicadas nos encontraríamos los mampuestos pequeños o ripios, piedras de pequeñas dimensiones, por lo general de forma muy irregular y que se emplean para asentar correctamente los mampuestos mayores y rellenar los espacios vacíos que queden entre ellos.
Sobre el trabajo de los mampuestos ya hemos mencionada que la talla es muy somera, la fractura misma de la roca facilita la obtención de bloques ortogonales. Si presentan algún trabajo posterior es en los lados que formen la cara de los muros.
En cuanto a su disposición en el muro, los mampuestos, medianos por lo general, forman las caras de los muros, dispuestos en dos líneas paralelas. Estas se realizan por hiladas horizontales paralelas que se van realizando a un mismo tiempo mientras que el espacio entre ellos se rellena con ripio y mortero. Sobre esta hilada se dispondría una capa de mortero y se levantaría la siguiente fila de morteros. Se puede observar una tendencia a que los bloques de mayores dimensiones y mejor trabajados se coloquen en las esquinas(54). La piedra se coloca por lo general apoyada sobre su cara mayor, colocado a soga (con el lado mayor orientado en la misma dirección que el muro). Hay excepciones a esta disposición, por ejemplo, en el tramo de la muralla del sondeo 6100 (E-1), o en el sondeo 5100 (E-2, UEC-009) se han colocado algunos mampuestos a modo de perpiñanos o piedras pasaderas, en el segundo caso ocupando todo el ancho del muro, estas piezas se emplearían con la finalidad de afianzar la construcción(55). En el sondeo 6200 (E-1), y en la hilada inferior de la E-1 del sondeo 1300 (E-1) se documentaron mampuestos asentados sobre su cara menor, sin que podamos por el momento encontrar una explicación a esta formula. No son raros en este periodo la existencia de mampuestos dispuestos a espiga aunque en las excavaciones arqueológicas realizadas hasta ahora en el yacimiento no se ha documentado ningún ejemplo. En cualquier caso los mampuestos tienden a formar líneas horizontales, más fácilmente observables en la zona llana donde la regularidad del terreno facilita esta disposición. El asiento de los mampuestos esta asegurado por ripios, siendo frecuente encontrar fragmentos de teja y cerámica cumpliendo esta función. Estos ripios ayudarían también a regularizar las hiladas-
Los morteros que encontramos ligando este material se caracteriza por su alta proporción de tierra, o con una muy baja proporción de cal, de aspecto terroso y muy endeble. Las capas de mortero son bastante gruesas, sobre todo en la alcazaba, donde los materiales son más irregulares. Esta característica disminuye la solidez del muro, ya que la humedad afectaría al mortero disgregando los materiales.
En cuanto a las dimensiones, la única que puede resultar interesante es la anchura. La longitud total, muchas veces nos es desconocida, aparte, evidentemente, difiere mucho de unos edificios a otros, o por su situación en el conjunto. En cuanto la altura, son muy pocos los ejemplos en la que sabemos con seguridad que se ha conservado toda la base. Encontramos respecto a la anchura una gran variabilidad. Si bien suele estar situada entre 48 cm y 72 cm. Se observa que en las viviendas situadas en la alcazaba, por otro lado las más antiguas, los muros son más irregulares. Mientras, en la zona llana nos encontramos con mayor regularidad, sea esto porque lo facilita el terreno o porque las estructuras descubiertas son más tardías como indica la cerámica. Por ejemplo en el sondeo 1100, los muros longitudinales (E/s 1 y 6), que parecen organizar el espacio, y los que se les traban, tienen una anchura de 50 cm, mientras que los demás, que forman las divisiones internas, presentan una oscilación entre 40 cm y 50 cm aunque la mayoría tiene una anchura de 45cm o 46 cm. En un complejo excavado más parcialmente como el descubierto en el sondeo 1200, nos encontramos que el muro perimetral mide entre 64 cm y 58 cm de anchura (E-1), como el muro que se le traba en el sondeo 1500/C. Mientras que los muros divisorios, que se le apoyan presentan una anchura de 45 cm.
Evidentemente los paños de muralla descubiertos se escapan de estas dimensiones. Por razones de solidez, la muralla mide 1,5 m de anchura en el tramo descubierto en el área 6000, y 2 m en el caso del tramo que cierra la alcazaba en las áreas 1000 y 4000. Se ha mencionado ya la curiosa forma en que se ha construido el zócalo de este último paño de muralla. El sistema es comparable al de la muralla de Pla d’Almata en la que la base está realizada con sillares dispuestos a soga y tizón que forman los paramentos, entre ellos se ha vertido el mismo mortero con el que se ha construido la parte en tapial del alzado(56). En el caso de Balaguer, esta medida supone un ahorro muy claro, ya que los sillares, mucho más costosos, son sustituidos por tierra. Esta explicación podría ser valida para la alcazaba de Ilbira, aunque aquí se ha recurrido a la mampostería en lugar de la sillería. Hay que suponer que la disposición en escalones se trate de una forma de adaptarse a la fuerte pendiente del terreno.
Sillar y sillarejo
Las obras en sillería no son desconocidas en la zona. Así en las obras califales del puente de Pinos Puente(57) y la alcazaba de Loja se han empleado sillares. En el primer caso sillares de tamaño irregular de la piedra de la Malaha y en el segundo un aparejo califal de sogas y tizones. También por Gómez Moreno sabemos de la existencia de un edificio, tal vez la mezquita, construido con piedra labrada, con columnas y sillares. No podemos saber si estos eran el material usado exclusivamente en la construcción o si se emplearon como base para una obra en tapial. El nivel de derrumbe en el que se encontraron(58) parece confirmar la primera hipótesis, ya que si se hubiesen empleado sólo en la construcción de un zócalo deberían haberse encontrado cerca la línea de muro.
Destaca el acceso a la alcazaba, localizado en el sondeo 6200. Presenta la misma asociación de materiales que el castillo califal de Baños de la Encina, esto es el vano realizado en sillería (como suponemos que pudiese estar construido el ejemplo que exponemos) y la obra en tapial en este caso sobre un zócalo de mampostería. También presenta ciertas semejanzas en planta, como es el hecho de que el acceso esté constituido por una entrada recta flanqueada por dos torres cuadradas o por la adaptación al terreno de la alcazaba en su conjunto, a diferencia de otro grupo de fortalezas de planta cuadrada o rectangular.
Frente a esta mayoría de zócalos de mampostería, el tramo de un muro de sillarejo descubierto en el sondeo 1400 supone una excepción. El material escogido vuelve a ser la caliza local de Sierra Elvira. Este material asegura una mayor estabilidad gracias a su regularidad. Por otro lado, no es difícil de obtener ya que sólo hay que completar ligeramente la talla de los mampuestos extraídos en la cantera que tendrían ya una forma aproximadamente prismática. Se ha excavado una parte muy pequeña del edificio, pero hay indicios para suponer que se trata de una construcción singular.
Roca
También se ha empleado la misma roca como base de las construcciones que aflora en todas las viviendas de la alcazaba. En algunos casos se han empleado los escalones naturales que forma, como el muro oeste del adarve del sondeo 3100, en otros casos estos escalones tienen su propia función dentro del muro, así la E-1 del sondeo 4100, muestra un afloramiento rocoso que bien ha podido servir como repisa o banco.
En otros casos, como en el sondeo 3100, las UEC/s 003, 004, 006 y 007 se han realizado cortes en la roca a fin de incluirla en la construcción. Se reducía así, el gasto de material.
Tapial
Los ejemplos que hemos descrito hasta ahora no son más que la base de unos muros realizados fundamentalmente en tapial. Los derrumbes documentados en toda la excavación no dejan lugar a dudas de que ésta fue la técnica empleada en la mayoría de las construcciones islámicas. Los zócalo de mampostería tenían dos funciones principalmente. La primera consistía en la homogenización de la superficie en la que había de asentarse el cajón de tapial. En segundo lugar aislaba la construcción de la humedad que lo deterioraría en un periodo muy rápidamente. Es precisamente esta vulnerabilidad de los tapiales a la humedad la que ha hecho que apenas conservemos alzados en Madinat Ilbira. Se ha conservado como se ha dicho una pequeña parte del alzado de un cajón correspondiente al muralla(UEC-065, parte de la E-1 del sondeo 4200). Se trata de un tapial de tierra, con poca proporción de cal, y muy endeble. Como se dijo conservaba marcas de tableros (UEC/s 025, 027 y 028). Éstos se pueden interpretar como la impronta del encofrado de madera donde se compactaría la mezcla. Sin embargo, por su posición, que no parece anclada a un elemento situado en los márgenes de la construcción, nos permite barajar la posibilidad de que fuesen materiales incrustados en la muralla a fin de aumentar su resistencia. Con esta función se han documentado en otros yacimientos(59) de fechas más recientes.
Por lo que se deduce de los derrumbes, el tapial de la vivienda sería similar al de la muralla. Esto es un tapial muy terroso y endeble. No obstante hay que tener en cuenta que en un mismo edificio podía haber diferencias considerables entre los distintos muros. Esto se intuía por algunos derrumbes procedentes del CE-1 del sondeo 4200, y se vio claramente en el sondeo 5100, donde se conservaron dos alzados con una composición diferente entre ellos y con el conservado en el tramo de muralla del sondeo 4200. La UEC-17, que forma parte de la E-3 está compuesto por una tierra marrón grisácea, a simple vista se reconoce una proporción muy pequeña de cal, destaca sobre todo la inclusión de pequeñas piedras, que son muy abundantes. Su finalidad es disminuir la cantidad de cal siendo estás inclusiones las que le dan resistencia al muro. Mientras el tapial de la E-1, la UEC-022, tiene un color rosado claro, por su contenido en cal, apenas presenta inclusiones visibles, más que algo de grava de grano fino. En la zona excavada en el secano de la mezquita nos encontramos con una mayor homogeneidad. Los derrumbes están compuestos por una tierra arcillosa marrón anaranjada, con abundantes inclusiones de piedra, fragmentos de cerámica y teja que le dan consistencia, ya que la proporción de cal vuelve a parecer baja. Estas observaciones realizadas a partir de los derrumbes se confirmaron en la E-3, del sondeo 1200, que conservaba una pequeña parte del alzado de tapial, UEC-058.
En los tapiales conservados en las viviendas no se ven huellas de encofrado. No podemos saber si se debe al grado de deterioro en que han llegado hasta nosotros. Existe la posibilidad de que se haya empleado la técnica de compactar pellas de arcilla manualmente, sin cajones de madera. Esta técnica esta atestiguada en el norte de Marruecos, en época contemporánea(60).
Aperturas
Los vanos no presentan más que una interrupción del muro sin estar señaladas por ningún elemento arquitectónico, más que en los casos que tienen que salvar un desnivel un tranco de mampostería, como la E-55 del CE-1 en el sondeo 3100, en el mismo sondeo la E-11 del CE-2, y la UEC-025 del sondeo 4100. En el sondeo 5100, la puerta de la E-1 estaba marcada por un pequeño pilar de mampuestos, que sobresalía ligeramente del muro. La ausencia de material constructivo en los derrumbes que pudiesen formar un arco o un dintel de piedra nos inclina a pensar que los dinteles y las jambas de puertas y ventanas estarían realizados en madera. La única excepción es la puerta de la muralla que como se ha dicho podría haberse realizado en piedra de la Malaha, posiblemente trabajada en forma de sillares.
Enlucidos
A fin de evitar el deterioro de los muros (ya se ha comentado la fragilidad del tapial), recibían un enlucido que los protegía de la humedad. Éste se ha conservado en muy pocas ocasiones, se conserva un fragmento en el sondeo 1100 (UEC-085, parte de la E-7), otros dos en el sondeo 1200 (UEC-067 y UEC-056) que tal vez sean parte de un pavimento que cubre parcialmente la E-1, en el sondeo 1300 (UEC-046, adherida a la E-1). Se caracteriza por presentar una gran compacidad, gracias a una alta proporción de cal que también les da un color blanquecino. Contiene también una cantidad muy pequeño de árido fino. En la excavación, en los sondeos 1200, 1300 y 1400, se han recuperado en los derrumbes pequeños fragmentos de enlucido con pintura en almagra. Ya Gómez Moreno recogió en el siglo XIX enlucidos con motivos geométricos y vegetales pintados en rojo y amarillo, sobre el blanco del mortero. Incluso se recuperaron fragmentos de yeserías.
Suelos
La mayor parte de los suelos de Madinat Ilbira, o por lo menos los descubiertos por el momento son de tierra apisonada. Es muy característico el material al que se ha recurrido, siendo por lo general una arcilla de color rojo intenso procedente de la degradación de la roca del entorno, esto se puede observar más claramente en los sondeos 3100 y 4100. Esta tierra se mezclaría con una proporción mayor o menor de cal para darle consistencia.
Sobre esta base se podría disponer una capa de cal que ha sido posible documentar en algunos sondeos. Esta técnica se ha documentado en varios sondeos, en el 4100, la UEC-009 es una capa de mortero de cal que cubre el relleno de nivelación. En el sondeo 1100, se encontraron muy arrasados lo que podrían ser los restos de un pavimento (UEC-052). Mejor conservado se encuentra el suelo del espacio cubierto del CE-1 del sondeo 1200, La UEC-059, y también el suelo del patio conservaba parcialmente una costra muy fina de cal, UEC-056.
Es frecuente encontrar en estos suelos hogares excavados, de forma más o menos ovalada, rellenos de ceniza (E-7 del sondeo 4200 y E-6 del sondeo 1200). Hemos documentado en el sondeo 4100, un hogar, E-6, más complicado ligeramente elevado del resto de la estancia y contenido por un escalón de la roca y por varios mampuestos medianos. Su pequeño tamaño indica que no se emplearía para cocinar.
En la alcazaba estos suelos no llegaban a cubrir todo el espacio, dejando a la vista en varias zonas la roca. Los escalones formado por el nivel geológico parecen haberse empleado como divisiones dentro de las estructuras, al modo de algunas viviendas rifeñas(61). Esta división se ve más claramente en el CE-2 del sondeo 3100 y en el sondeo 4100, en este último, como se ha dicho, la capa de cal sólo se conservó en el extremo norte, indicando una posible diferencia en el uso de las zonas, que produjo un desgaste distinto.
Este tipo de suelos se superponen uno y sobre otro, siendo frecuente el reconocimiento de una sucesión de finas capas horizontales. No está del todo claro si estos se debe al mismo uso que produciría el deposito de tierra y su posterior compactación o si el desgaste de lo suelos anteriores motivaría su renovación mediante el vertido de una nueva capa de tierra y cal.
La roca ha sido aprovechada también como base para unas escaleras. Las características de la caliza han permitido mediante una talla muy somera y la adición de algunos rellenos, la construcción de unas escaleras que unen la zonas baja y alta de la Alcazaba.
Menos frecuentes son los suelos de piedra. Se han documentado dentro de este grupos dos tipos de pavimento, el enlosado y el empedrado.
A parte del enlosado que menciona Gómez Moreno(62), de piedra de yeso, en el año 2001 se descubrió parte de un suelo de un patio construido con losas irregulares de caliza local. Hemos de recordar que esta vivienda era un edificio claramente diferenciado del resto de viviendas de la alcazaba, por su posición, en la cima del cerro y su ajuar, más rico con, incluso, algunas piezas de importación, como es también el caso del pavimento descrito por el erudito del siglo XIX.
Hay documentados dos suelos más de este tipo (UEM/s 026 y 031), ambos en la zanja del gaseoducto, a los pies del Cerro de los Cigarrones, aunque un espacio es tan reducido que no permite una interpretación clara. En el caso de la UEM-026 las losas habían sido escuadradas y en el centro formaban un pequeño embalse rectangular, de muy poca profundidad.
Un ejemplo de suelo empedrado, realizado con piedras pequeñas, unidas por una tierra muy compacta, se localizó en el sondeo 1100, en un espacio de calle.
Finalmente, se ha localizado en el sondeo 5200 un tipo de suelo que recuerda en su factura a los suelos de opus signinum, (UEC/s 012 y 037). Se trata de una capa de mortero bastante compacto con inclusiones de grava fina y fragmentos de cerámica que le dan un color rojizo. Su consistencia permitió darle un acabado alisado. Alcanza un espesor de 25 cm. Un suelo de esta calidad parece relacionado con algún tipo de actividad artesanal, teniendo en cuenta las abundantes escorias recogidas durante la excavación y la asociación de dos pozos al complejo. Estos últimos suelos son excepcionales habida cuenta de que incluso una capa de desperdicios alisada por el paso ha cumplido la misma función (UEC-027 del sondeo 1200).
Cubiertas
El sistema de cubiertas de los edificios, debido a la importancia que tenían los elementos vegetales, no se han conservado en ningún caso. No obstante hay algunos datos que nos permiten hacernos una idea del aspecto que tendrían.
El primer paso en la construcción del tejado es la obtención de las vigas, probablemente de madera de encina, especie que seguramente fue abundante en la zona. Es de suponer que estas vigas no tuviesen una gran longitud, lo que va a condicionar la anchura de los edificios, puesto que no se han descubierto huellas de pies derechos que permitan cubrir grandes espacios mediante empalmes de varios maderos. Las vigas se pondrían en obra apenas devastadas. Aunque no se ha conservado ningún alzado que nos permita afirmarlo con rotundidad, pensamos que las techumbres serían a dos aguas, como indicaría el gran volumen de tejas procedentes de alguno de los derrumbes, como por ejemplo el del sondeo 4100. De esta forma un extremo de las vigas se apoyaría sobre los muros largos y el contrario sobre un travesaño que ocuparía toda la longitud del espacio a cubrir.
Sobre el entramado de vigas se colocaría cañizo. Obviamente este material tampoco se ha conservado. Sabemos que se empleó por el descubrimiento de pellas de mortero de cal, procedentes de los derrumbes del sondeo 1100. Éstas por un lado conservaban la impronta de las tejas y por otro la de este material vegetal.
En el caso que acabamos de mencionar las primeras tejas están unidas al entramado del cañizo y las vigas por una capa de mortero muy rica en cal, es el único caso donde se ha documentado. En los demás, aunque si se observa mayor proporción de cal que en los derrumbes de los muros, está capa esta formado por un mortero en el que predomina la tierra.
El elemento más significativo en la cubierta de estos edificios es la teja curva. La tégula solo se ha documentado muy fragmentada reaprovechada en rellenos o como desgrasante en el tapial. Aunque si es posible ver tal vez ciertas reminiscencias del sistema romano de tégulas e ímbrices. De esta forma hay dos tipos fundamentales de tejas, que se diferencian por una mayor o menor concavidad. Las más abiertas se colocarían con la concavidad hacia arriba y las más cerradas con el lado cóncavo hacia abajo cubriendo las juntas entre las anteriores, a modo de cobijas. Esta diferencia entre dos tipos de teja se puede observar todavía en el siglo XIX(63) pero es mucho más antiguo, documentándose en construcciones griegas(64). Por lo demás el sistema de cubrición no difiere mucho del empleado en épocas más recientes, las tejas se colocarían siempre con su extremo más estrecho hacia arriba y las uniones de vertientes estarían protegidas por tejas cobijas. Estos tejados tendrían que ser sometidas a continuas reparaciones, ya que las inclemencias meteorológicas producirían desperfectos frecuentemente.
Por último, como es evidente, el tejado sobresaldría ligeramente de la línea de muro, prolongando ligeramente las vigas. De esta forma se protegería el muro que como se ha dicho estaría realizado en tapial y que sería muy vulnerable a la humedad.
Pozos y galerías subterráneas, un sistema de qanats
Se notará que hasta el momento se ha hablado de las construcciones que en su origen se encontraban en superficie. Una de las infraestructuras más interesantes de la ciudad, tal vez anterior a su nacimiento como tal a mediados del siglo IX, lo constituye la red de abastecimiento de agua. Puede que su origen esté en los asentamientos rurales que posiblemente fueron el precedente inmediato de la ciudad. En cualquier caso la ciudad contaba con una serie de galerías, posiblemente comunicadas entre ellas, con pozos de ventilación en tramos de longitud variable. Gómez Moreno llego a ver una de estas galerías, excavadas en la roca y varios pozos,(65) como los evidenciados en las excavaciones de 2005 y 2006. Es posible que se traten de qanats como sugiere la complicada estructura descubierta en el sondeo 5200 (UEC/s 018, 019, 027, 029, 030, 031, 032), la cercanía entre los dos pozos del sondeo 1100 (E/s 12 y 26) y la disposición formando hiladas de los que aún hoy son visibles en el pago de los pozos. Esta idea se ve reforzada por la presencia de un gran acuífero en la sierra. Aunque el nivel de colmatación que presentan en la actualidad no permite afirmar su función con toda fiabilidad.
Esta técnica, de origen mesopotámico, muy difundida por oriente medio, no aparece documentada en la Península Ibérica hasta las invasiones islámicas(66). Se caracterizan por la excavación de galerías rectilíneas, evitando trazados sinuosos que requieren un esfuerzo inútil. Estas galerías drenan un deposito subterráneo de agua y la conducen a zonas donde sea necesaria. Presentan pozos de ventilación en tramos cortos. Estos tienen como función permitir la aireación de las conducciones subterráneas y permiten el acceso para acondicionarlas en caso de que fuera necesario, pero debieron tener también una finalidad constructiva, ya que son la única forma de comprobar que el trazado de la galería tenga una dirección y pendiente adecuada, mediante bastidores y cordeles. A parte, los pozos servirían, evidentemente, para evacuar los materiales extraídos durante la excavación(67).
Los materiales y técnicas empleados en Ilbira, tapial sobre zócalos de mampostería, aparecen en multitud de yacimientos altomedievales, tanto en construcciones privadas como públicas. Es por esto inútil intentar aquí enumerarlos. Es significativo el parecido con Madina Bayyana, cabeza de la Kura de Pechina, una ciudad de entidad y cronología similares al ejemplo granadino. Aunque en líneas generales, se observa un mayor cuidado en los acabados, con algunos enlucidos de buena calidad y que desarrollan una decoración geométrica similar a la que presentan los fragmentos recogidos en el siglo XIX en las expediciones junto a Atarfe, y sillares en las esquinas y jambas, los muros están realizados mediante zócalos de mampostería dispuesta de forma muy irregular, unida con mortero de tierra sobre la que se asienta un tapial de baja calidad. La cimentación se reduce a la roca donde es posible, sino se realizan cimentaciones de la misma calidad y dimensiones que la parte de mampostería de la obra. Los suelos por lo general son de tierra apisonada, aprovechando en parte la costra caliza que se forma sobre la superficie del terreno de la zona y la cubierta era de techumbre inclinada y con teja curva(68).
Estas mismas características se repiten en una serie de yacimientos menores, también de cronología altomedieval en el entorno de Madinat Ilbira. Tal es el caso Nivar, donde se ha excavado en una intervención de urgencia parte de un hábitat en un cerro con una fase inicial en época tardorromana, que se prolonga al periodo emiral y que llega hasta el siglo XII.(69) Hacia el este, cerca de Loja se encuentran el Cerro del Molino del Tercio, con una importante fase altomedieval que incluye una obra de fortificación(70), El Cerro de la Verdeja(71), o el yacimiento situado en el Polígono del Manzanil en Loja(72). Estos tres yacimientos se caracterizan por una fecha muy temprana de ocupación. En cuanto a las construcciones se ajustan a las características generales de Ilbira, esto es muros de mampostería dispuesta irregularmente que sería la base del cuerpo en tapial; cubierta de tejas en pendiente y suelos de tierra apisonada.
En cuanto a otras técnicas constructivas son menos habituales pero también están documentadas para época islámica. Así el corte de la roca para la construcción de estructuras se ha usado en el famoso yacimiento de Bobastro, con sus construcciones rupestres. Tampoco los suelos de losa son desconocidos, así se han documentado por ejemplo en Vascos en Toledo, donde se ha localizado también un suelo empedrado, aunque está situado en un espacio interior bajo una capa de tierra apisonada por lo que puede ser un relleno de nivelación(73).
LAS TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS DE MADINAT ILBIRA
Ángel GONZÁLEZ ESCUDERO