La zooarqueología es el nombre que recibe la disciplina arqueológica que se encarga de estudiar los restos animales (huesos, dientes, conchas, astas, etc.) recuperados mediante excavación arqueológica.
El objetivo no es otro que el de ofrecer información histórica acerca de las distintas formas mediante las cuales los seres humanos nos hemos relacionado con los animales. Para ello, resulta necesario tener presente que los animales, tanto en el pasado como en la actualidad, representan mucho más que simples “recursos pasivos” que los seres humanos explotamos a fin de obtener productos con los que satisfacer necesidades subsistenciales básicas. Muy al contrario, a lo largo de la historia, las diversas sociedades han atribuido diferentes atributos culturales a los animales que han moldeado nuestras formas de relacionarnos con ellos, contribuyendo de esta forma a dotarles de significados que trascienden su consideración como meros suministradores de carne, leche o lana. Este carácter “cultural” de los animales explica, por ejemplo, por qué para ciertos grupos el consumo de la carne de animales como el cerdo, la vaca, el perro o el gato no presenta mayor problema, mientras que para otros grupos dicha práctica es aborrecida o incluso sancionada legalmente. Esta carga simbólica y cultural de los animales y sus productos derivados es la que hace posible que, mediante el estudio de sus restos materiales recuperados de excavaciones arqueológicas (y, por lo tanto, derivados de animales consumidos por los seres humanos), podamos reconstruir una gran cantidad de información de diverso tipo sobre las sociedades del pasado.
Centrando el foco sobre Medina Elvira, el estudio zooarqueológico del material recuperado a lo largo de las intervenciones ejecutadas en los años 2001 y 2009 se llevó a cabo en el marco de la tesis doctoral titulada “Explotación y gestión de los animales en el sudeste de la península ibérica durante la Alta Edad Media (siglos VII-XII): perspectivas históricas y arqueozoológicas”, codirigida por Antonio Malpica (UGR) y Marta Moreno (IH-CCHS-CSIC) y defendida en marzo de 2019 en la Universidad de Granada con la calificación de sobresaliente cum laude.
En aquella ocasión se examinaron tres conjuntos de restos procedentes de dos zonas claramente diferenciadas del yacimiento como son, de un lado, los niveles asociados a la vivienda localizada en la cima del Cerro del Sombrerete (Zona 1, Área 1000) y, de otro lado, dos basureros excavados en sendos sondeos abiertos en el año 2009 en el sector llano del asentamiento (Sondeo 2100-A [Zona II- Área 2000], situado en el espacio de contacto entre la zona llana y el Cerro del Almirez; y Sondeo 3100 [Zona II, Área 3000], a espaldas del Cortijo de las Monjas). Estos dos espacios fueron, además, frecuentados durante los dos momentos fundamentales de ocupación medieval de Ilbīra, esto es, la fase emiral tardía (c. 850-925) en el primer caso, y la fase califal plena (c. 925-975) en el segundo. Los resultados del estudio permitieron la identificación de diferencias sustanciales relativas a los patrones de consumo de los alimentos de origen animal entre ambos sectores que, en buena medida, pueden interpretarse como el reflejo del diferente estatus de las poblaciones que los frecuentaron.
En términos generales, los datos recabados apuntan a que el sector pecuario de Ilbīra descansó sobre el consumo de ovejas y cabras. El elemento de mayor interés en relación al tipo de explotación de estos animales es el sacrificio de un grupo numeroso de individuos infantiles (de pocos meses de edad), lo que remite a un contexto productivo muy diferente al documentado en casos coevos como Šaqunda o la fase califal de Cercadilla, ambos en Córdoba. Este resultado, unido a la presencia generalizada de esqueletos completos, sugiere un patrón de explotación de tipo productor que evoca la situación que cabría encontrar en un asentamiento en donde los animales fuesen criados localmente y sus carcasas gestionadas íntegramente en los mismos espacios de habitación. En este sentido, los resultados resultan congruentes con la situación espacial de las zonas de las que se deriva el material analizado –particularmente, las dos muestras del sector del llano–, lo que pudiera reflejar su carácter relativamente periférico con respecto al núcleo de la madīna. Las futuras intervenciones arqueológicas previstas en esta zona central del asentamiento quizá permitan evidenciar patrones de explotación, distribución y consumo de los animales más especializados y regulados mediante canales indirectos de abastecimiento propios de un mercado urbano.
Por su parte, el vacuno fue un animal escasamente consumido con fines alimentarios (como revela la presencia predominante de individuos adultos), por lo que cabría pensar en una orientación productiva dirigida esencialmente hacia otros tipos de aprovechamiento como el uso de su fuerza de tracción en tareas agrarias. La gallina, sin embargo, sí aparece abundantemente representada en las tres muestras examinadas, lo que refleja el carácter esencial de esta ave en la economía doméstica de los grupos investigados como proveedora de carne y huevos, lo que la convierte en la especie más eficiente en términos productivos. Por su parte, los restos de conejo son numerosos tanto en la muestra del Sombrerete como en las derivadas del sector del llano, lo que se interpretó como resultado de la actividad cinegética como forma de explotar los recursos naturales que ofrece el medio circundante del asentamiento.
Fig. 1. Frecuencias de las principales especies animales identificadas en Ilbīra. NRI=Número de Restos Identificados
La ausencia de restos de porcino (cerdo/jabalí) representa uno de los resultados de mayor interés, dado que refleja un contexto socio-alimentario que, a tenor de los datos zooarqueológicos de primera época andalusí a nivel peninsular, puede considerarse como plenamente islamizado en términos socioculturales. En este sentido, resulta necesario destacar que, tal y como se desprende de una mención de al-Rāzī reproducida por Ibn Ḥayyān (s. XI), la composición etno-religiosa de la población de Ilbīra de finales del s. IX estaba dominada esencialmente por muwalladūn (indígenas islamizados) (Sarr, 2011). Por lo tanto, se puede sugerir que los grupos que habitaron las zonas del llano ocupadas durante época califal de las que se derivan dos de las tres muestras arqueofaunísticas examinadas fuesen descendientes de comunidades locales islamizadas con anterioridad a la décima centuria. Así pues, la ausencia de porcino en Ilbīra representaría un indicador de la homogeneidad identitaria de la población representada en los datos zooarqueológicos como resultado de su inserción en los parámetros culturales promovidos por el orden social islámico. En la línea de lo planteado por E. López (2017: 258-263), esta evidencia pudiera reflejar la normativización impulsada por el poder omeya de las relaciones sociales que debían regir entre los diversos grupos residentes en Ilbīra, ante la valoración de que la cohesión de la población facilitaría el acaparamiento del excedente de la comarca que encabezó.
No menos interesantes resultan, como ya se ha adelantado, varias de las líneas de evidencia exploradas que permitieron la detección de hábitos particulares de consumo de los alimentos de origen animal por parte del grupo residente en la vivienda identificada en la cima del Sombrerete. En este caso, los resultados parecen reflejar el estatus propio de los representantes del poder omeya en este asentamiento desde mediados del s. IX e inicios del X (Malpica, 2012). En esa dirección apunta tanto la presencia exclusiva en el Sombrerete de grulla –un ave asociada durante la Edad Media a las mesas de alto estatus–, como un patrón de distribución de la carne de los caprinos basado en la introducción a este espacio de porciones cárnicas previamente procesadas de corderos y chotos. En consecuencia, también este resultado es coherente con el resto de la evidencia que sugiere la identificación de este grupo como la élite social, política y económica que ocupó el sector más preeminente de la qaṣaba de Ilbīra, fundada a mediados del s. IX y germen del desarrollo posterior a sus pies de la madīna califal.
En definitiva, el estudio zooarqueológico de este asentamiento reveló una gran cantidad de información de diferente naturaleza de tipo económico, social, cultural, político, etc. Son numerosas, con todo, las líneas futuras de trabajo que quedan abiertas y sobre las que resulta preciso seguir trabajando, para lo que el estudio de los restos animales recuperados en el marco de las próximas excavaciones que tendrán lugar será esencial. Resulta por ello trascendental seguir luchando por la defensa del yacimiento de madīnat Ilbīra y por la socialización del conocimiento producido en este asentamiento clave para la comprensión del pasado atarfeño y granadino.
Marcos García García
Es investigador postdoctoral en la Universidad de Alicante. Se doctoró en Granada, y antes de ir a Alicante estuvo dos años y medio con otro contrato postdoctoral en la University of York (Reino Unido)
Es uno de los maximo especialistas en zooarqueología de época medieval en España
Referencias citadas:
López Martínez, E. (2017). Las bases de la islamización social en el sudeste de al-andalus: crecimiento urbano e intercambios en las coras de Ilbīra y Pechina en época omeya. Tesis doctoral, Universidad del País Vasco.
Malpica, A. (2012a): «Madīnat Ilbīra, un proyecto de investigación sobre el mundo urbano en al-Ándalus», Debates de Arqueología Medieval, 2, 383–406.
Sarr, B. (2011): La Granada zirí (1013-1090). Granada: Alhulia.