El origen de Atarfe se presenta rodeado de un gran misterio, envuelto en leyendas y fábulas. Sean o no ciertas estas fábulas, lo que es cierto es que en Atarfe han dejado huella los primeros pobladores de la Península ya en el Neolítico.
También el paso de otras culturas como la fenicia, íbera, romana y árabe han dejado su huella a través de una serie de vestigios arqueológicos repartidos por todo su término.
El origen etimológico de nuestro pueblo deriva del vocablo «Al tarf», que significa el límite, el puntal y ello es así porque se encontraba en las afueras de la gran ciudad de Elvira. Los orígenes de Medina Elvira se desarrollan entre los siglos VIII y XI, aunque esta olvidada ciudad vuelve a reaparecer de forma fortuita a partir de mediados del siglo XIX, entre 1836 y 1878 al descubrirse una gran cantidad de restos arqueológicos en su término municipal, concretamente en la zona del Cortijo de las Monjas y el Pago de Marugán pertenecientes a los asentamientos romanos y árabes.
Pero quizás la huella más importante nos la ha dejado nuestra Medina Elvira, de la cual algunas fuentes escritas la describen como la capital de la Kora de Elvira, fundada con anterioridad al año 720 como se deduce de la fecha de erección de la mezquita.
La antigua capital de la región, la Ilíberis romana y la Eliberri visigoda se veía poblada por mozárabes y judíos y se convierte en una de las más ricas, populosas y notables ciudades de Al Andalus, capital y metrópolis de su zona oriental y en la que florecieron un gran número de alfaquíes y sabios, convirtiéndose en un centro de cultura y cabeza de una rica región agrícola.
Las luchas que se produjeron con las sublevaciones árabes, muladíes y mozárabes fueron minando su estructura, menguaron sus posibilidades de desarrollo y la llevaron a sucumbir a manos de los berberiscos en 1010 durante las revueltas que pusieron fin al califato de Córdoba, produciéndose una masiva emigración a Garnata y así durante el siglo XI nuestra Medina Elvira fue perdiendo su antiguo esplendor.
Tras la desaparición de Medina Elvira, Atarfe vuelve a ser escenario histórico. En abril de 1431 el ejército castellano, al frente del condestable Alvaro de Luna, entra en territorio granadino con el fin de hacerse con el último reducto musulmán de la Península y recogiendo un valioso botín. Los enfrentamientos por el control de Granada entre Muhammad IX y sus oponentes, favorecía a los cristianos.
Finalmente, el 28 de junio de 1431 Juan II de Castilla entra en Granada y sitúa su campamento en el Pago de Marachuchit, cerca de Elvira, y así, tras varios tanteos y traiciones, el 1 de julio se produjo la Batalla de la Higueruela, que supuso un enorme desastre musulmán y tras la cual, los cristianos reconocen a Yusuf IV como nuevo sultán de Granada. Esta batalla coincide con seísmos de gran intensidad con epicentro cerca de Atarfe, que obligaron a abandonar la campaña a los cristianos y ocasionaron importantes daños materiales y personales en Granada y alrededores.
Durante mucho tiempo se sucedieron las contiendas en la Vega granadina. Tras estas campañas, Atarfe al igual que en el resto de las ciudades, se inició un período de difícil convivencia. Por una parte, aún residían en el municipio la comunidad morisca fuertemente afianzada y enraizada en la villa, y por otra, la comunidad viejo cristiana, creada a raíz de las conversiones forzosas que desde 1500 empezaron a llevarse a cabo. El desenlace de estos enfrentamientos sería el destierro de la comunidad morisca y su dispersión por distintos lugares de la geografía granadina, andaluza y castellana.
Tras 11 años de guerra, las capitulaciones de Granada ponían fin a una etapa difícil. La comunidad morisca, total y absolutamente en minoría, vivió al margen de la historia oficial, sin participación en ella y dominada por la intolerancia y la incomprensión.
En 1571 se abre un período de Repoblación. En esta fecha se dan las normas para la Repoblación y Administración de la hacienda confiscada a los moriscos. La Repoblación duró hasta 1595.
La historia moderna
El documento más importante que refleja la historia moderna de Atarfe, está fechado en 1753, se trata del Catastro del Marqués de la Ensenada, documento de carácter fiscal, cuyo fin era el de crear una única contribución en el reino.
Con esta situación se llega al siglo XX, y aunque la realidad social había cambiado bastante, seguían perdurando los esquemas que durante mucho tiempo se habían configurado.
Atarfe, a principios de siglo estaba formado por 35 calles, la mayoría de ellas situadas a los pies de la Iglesia Parroquial y, sobre todo, por un nutrido número de cortijos que se dispersaban por todo su término.
La población era muy joven. Había un total de 4.279 habitantes, de los cuales, el 60% eran menores de 30 años, y su índice de analfabetismo se situaba en el 65%. La economía seguía basada en la agricultura, aunque el sector industrial empezaba a surgir tímidamente, siendo la cantería la profesión que generaba más ingresos.
En la actualidad, Atarfe se ha convertido en un importante núcleo receptor de población que posee una moderna infraestructura cultural, deportiva, social y educativa, y una industrialización y un sector servicios en auge.
Yacimientos arqueológicos: Madinat Ilbira
Se desconoce el papel que históricamente ha jugado Sierra Elvira en la evolución comarcal, siendo muy escasas las referencias de asentamientos prehistóricos, ibéricos y romanos. Pero si por algo conocemos la Sierra es por albergar en una de sus faldas, concretamente en su lado sureste, el emplazamiento del yacimiento arqueológico de Medina Elvira.
La ciudad de Elvira (Ilbira) fue uno de los principales centros urbanos de Al-Andalus en época emiral y califal, llegándose a considerar como Cora de Elvira, pero a pesar de su relevancia en el contexto del mundo urbano andalusí de primera época, hasta la fecha son pocos los datos que tenemos para conocer mejor su organización espacial, funcionamiento y relación con el entorno circundante: la Vega de Granada.
Realmente Elvira, como fue conocida después de la conquista castellana, antes Ilbira, conforma uno de los pilares de las «ciudades yermas hispano-musulmanas», estudiadas por Leopoldo Torres Balbás en 1957.
Conocemos de la existencia de Elvira gracias a las fuentes árabes que la citan con cierta profusión y su emplazamiento desde las primeras excavaciones de Manuel Gómez Moreno, a finales del siglo XIX. Del resultado de sus trabajos se editó una escueta monografía y sólo con posterioridad, en 1990, un estudio sistemático de los materiales encontrados; pero todo indica que su realidad es mucho más compleja, no solo en lo que se refiere a la propia Medina, sino también de su entorno en el que se han realizado hallazgos aislados, muchas veces procedentes de expolio, como en las zonas más periféricas, es decir, en la Vega propiamente dicha.
Los datos procedentes de las fuentes árabes y de la historiografía son muy elocuentes, pero aun lo son más los restos materiales que desde el siglo XIX han ido apareciendo en el solar de Elvira.
Los primeros hallazgos de importancia se producen en el año 1842, en el Pago de Marugán, donde aparecen un grupo de sepulturas que, a tenor de la forma de enterramiento y a la existencia de ajuar cerámico dentro de las mismas, nos induce a pensar que se tratan de sepulturas visigodas. Al mismo tiempo, según Gómez Moreno, en la «hoya o planicie entre barrancos y cerros de Sierra Elvira, a 40 varas distante del cementerio, se reconoció un acueducto antiguo subterráneo» y en el Pago de los Tejoleros, perteneciente al Cortijo de las Monjas, se localizaron otros restos de similares características.
En 1868, al realizar la carretera de Alcalá la Real, antes de llegar a los Baños de Sierra Elvira, en el desmonte de la carretera se localizaron restos romanos y medievales.
Finalmente, en las excavaciones arqueológicas realizadas por Gómez Moreno a finales del Siglo XIX, de 1887 a 1888, aparecen importantes restos que en la actualidad se encuentran en el Museo arqueológico Provincial, como un elevado número de piezas cerámicas de verde y manganeso, los restos de las lámparas de la mezquita de Medina Elvira y fragmentos de estucos pintados con almagra, junto con restos de cerámica romana y visigoda.
En 1998 se ejecutó una Excavación Arqueológica de Urgencia con metodología estratigráfica en la que se pudo documentar los restos de varias viviendas y un posible espacio público de tránsito, es decir, una calle de la zona periférica de Elvira, cerca de la Autoría A-92, en uno de los extremos del Yacimiento, identificando un espacio de cocina y los restos de otras estancias cuya cronología se centra en el Siglo IX y perdura hasta finales del X, siendo posteriormente abandonado de forma lenta, por el tipo de depósitos y de estratos documentados, algo que aporta información suficientemente significativa para poder evaluar un traslado de Elvira a Granada de forma lenta, iniciado quizás antes del 1010 y acentuado tras esa fecha.
La prospección arqueológica de 2003 ha permitido constatar la presencia de abundante material cerámico en superficie con una concentración dispersa dependiendo de la particularidad de cada zona.
En Octubre de 2004, por del Decreto 514/2004, se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento de Medina Elvira, con una extensión de 332,226 hectáreas, y una delimitacion que es la siguiente: hacia el Norte alcanza el paraje denominado de Las Pajaricas, discurre por el Cortijo de Marugan y aledaños, limitando con la carretera que conduce al mismo, y abarca la totalidad de la cañada del Tesorillo y barranco de la Calera. En dirección Noroeste la línea transcurre próxima a la cota 800, incorporando el barranco de los Corralillos y el Tajo Colorao. Al Sur comprende los terrenos colindantes al Cortijo de las Monjas y cercanos a la autovía. Hacia el Este la Zona Arqueológica se cierra en los alrededores del Cerro del Almirez y por último hacia el Oeste engloba las estructuras documentadas en el Cerro del Sombrerete.
En el verano de 2005 se lleva a cabo la primera fase del Proyecto General de Investigación de la Ciudad de Madinat Ilbira, proyecto éste a cargo del Grupo de Investigación «Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada» y con una duración de 6 años.
En la campaña de 2005 se han abierto varios sondeos en el Cerro del Sombrerete con los que se intenta desvelar la organización de la alcazaba de la Ciudad de Madinat Ilbira. Y se ha descubierto parte de la muralla de la ciudad en el paraje denominado «Los caballicos del rey».
En 2007 tiene lugar la segunda campaña de excavaciones, esta vez en la zona denominada «Pago de la Mezquita», donde se han encontrado estructuras pertenecientes a casas y calles de la época altomedieval y dos tumbas del siglo IX.